Su hijo encantado de que su madre sea una zorra
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Al principio la idea de un viaje familiar no le gustó demasiado a este chico veinteañero, que claramente hubiera querido quedarse en casa solo a rienda suelta, haciendo todo lo que le antojara. Luego tuvo que aguantarse y finalmente montarse en el avión junto a su madrastra, pero a los pocos minutos, y cuando estaba a punto de tener un ataque de pánico, la puta madura le hizo cambiar de opinión demostrándole todo lo que podía hacer para tranquilizarlo y hacer el vuelo más ameno. Nunca le habían comido la polla a diez mil metros de altura, y seguramente tarde en volver a ocurrir, pero en esos momentos hubiera deseado que el viaje hubiera sido a la otra punta del mundo.