La hija más feliz del mundo
- 3489
- 1

Hay pequeños detalles que enloquecen a un hombre mientras hace el amor con una mujer, como por ejemplo, que te miren a los ojos fijamente como diciendo: sigue cariño, no pares, me estás dando mucho placer. Esta jovencita bebía los vientos por su padre y el placer que le producía ser penetrada analmente era indescriptible, en este caso no fingía la mirada por el simple hecho de contentar a su padre, sentía cada centímetro de su verga dentro del culo y lo exteriorizaba con sus ojos.