Desde siempre la madre de esta chica supo que su nueva amiga era una guarra, y que tarde o temprano la llevaría por mal camino. Por supuesto, no imaginó que la cosa terminara en incesto, ni en sus más locos pensamientos, porque ¿cómo iba a suponer que la iba a animar a que se montaran un trío con su  propio padre? La madre se ha convertido en una cornuda y la hija en una cerda incestuosa, y por lo visto el único que ha salido ganando ha sido el padre, que se ha trincado a dos chicas macizas y al que no parecen asaltarle remordimientos.